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lunes, 3 de enero de 2011

El arte del Cáncer. Parte I

Que en nuestra sociedad el cáncer sea la segunda causa de muerte después de las enfermedades cardiovasculares y que una persona mayor de 80 años tenga una altísima probabilidad de desarrollar algún tipo de cáncer puede hacer pensar erróneamente que es “fácil” tener cáncer. Esta entrada está destinada a desmentir tal creencia.


El error ya existe incluso cuando se pregunta: “¿por qué no se cura el cáncer?” Porque no existe tal cosa, no existe una enfermedad denominada “cáncer”, el cáncer es un conjunto de enfermedades cuyo pronóstico y tratamiento depende y varía enormemente  en función del tipo de neoplasia o tumor (poco tiene que ver el cáncer de mama con el retinoblastoma o con la leucemia mieloide crónica). No obstante, dado que todos estos comparten una serie de características comunes se los engloba bajo la denominación de “cáncer” (del griego “cangrejo”, por la forma que toman las formas corrientes de cáncer avanzado).

Si hubiese de definir de la forma más sencilla posible cuáles son esas características comunes que definen al cáncer, sólo se requerirían tres conceptos: proliferación celular, invasión y metástasis. Con frecuencia se piensa que el tumor que origina el cáncer es el causante de la muerte, lo cual es sólo cierto en el 10% de los casos. ¿Cuál es la principal diferencia entre un tumor benigno (adenoma, papiloma, nevus (un lunar), etc.) y uno maligno (cáncer)? La capacidad de invasión y de uso del sistema circulatorio para colonizar nuevas partes del cuerpo, lo que se conoce como metástasis, siendo este fenómeno el responsable de aproximadamente el 90% de las muertes ocasionadas por el cáncer.

Todo esto que tan ligeramente he descrito sin la menor complicación requiere una asombrosamente ingente cantidad de alteraciones para que pueda suceder, que es lo que me gustaría transmitir en esta entrada. Para ello, vamos a ver un poco más de cerca qué se requiere para la aparición de un cáncer:
  • Comencemos hablando de la proliferación, para la formación del tumor una célula ha de adquirir la capacidad de dividirse de forma descontrolada (en vez de cuando la señalización celular lo induce), es decir, necesita una autosuficiencia en señales de crecimiento.
  • No obstante, como ya comentaba en “Juventud inducida”, una célula no puede replicarse indefinidamente dado el acortamiento de los telómeros, por lo que toda célula tumoral ha debido adquirir la actividad telomerasa.
  • Cuando esto ocurre, de forma natural el organismo emite señales inhibidoras del crecimiento a esa célula, lo cual detendría la proliferación, a no ser que, como en el cáncer, la célula se vuelva insensible a estas señales.
  • Cuando una célula se descontrola de esta manera, se induce de forma natural la apoptosis, o muerte celular programada, pero la célula cancerosa también es capaz de evadirse.
(Continuación en El arte del Cáncer. Parte II)

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